sábado, 30 de abril de 2011

Escritos de Austin Spark

FUNDAMENTOS

AUSTIN SPARK (1888-1971)

Dejó un gran número de escritos llenos de la Sabiduría, de la Vida y de la Revelación de Cristo. Tenía la convicción que lo que fue dado por el Espíritu de Dios debía plenamente ser compartido con el Cuerpo de Cristo -lo que pertenece a Uno, pertenece a todos. No quiso registrar derechos de autor sobre sus escritos o casetes; dando gratuitamente al Cuerpo lo que había recibido gratuitamente de la Cabeza. 

Theodore Austin-Sparks nació en Londres en 1888, y fue educado en Escocia. Es allá donde en 1906 fue ganado para Cristo por medio de jóvenes cristianos que compartían su fe en las calles de Glasgow. Tenía entonces 17 años. Muy pronto testificaba en su viaje de su fe en Cristo. Poco después de su conversión, regresó a Londres.

La comunidad cristiana estaba entonces todavía bajo la fuerte influencia del avivamiento que tuvo lugar en el país de Gales en 1904 y 1905. Durante este despertar, millares de personas le dieron sus vidas al Señor. Dios había escogido varios instrumentos con el fin de ayudar a los que se habían convertido, entre ellos la figura de proa era Evan Roberts. Los efectos del despertar duraron apróximadamente hasta fines de los años 1920, y esto gracias al movimiento evangélico que preconizaba una experiencia más profunda con el Señor Jesucristo. Es en este favorable contexto espiritual que T. Austin-Sparks vivió sus primeros años como cristiano. Muchos de aquellos a los que apreciaba o con los que estaba en contacto fueron implicados en este movimiento del Espíritu: F. B. Meyer, Oswald Chambers, A.J. Gordon, A.B. Simpson, Andrew Murray, G. Campbell Morgan y Jessie Penn-Lewis con quien colaboró en la obra del Señor durante un tiempo.

Del 1912 al 1926 fue pastor de tres iglesias en Londres. Luego en 1926, comprendiendo las limitaciones de estas iglesias institucionales, dejó el sistema denominacional y de organizaciones cristianas, con el fin de poder consagrarse totalmente a la vocación a la cual el Señor lo llamaba.

Así es como, con otros hermanos, se establece en Forest Hill, Londres, de donde iba a proceder un ministerio y un servicio espirituales muy ricos. Fundó el "Christian Fellowship Centre" (Centro de Comunión Cristiana), con varios edificios donde se realizaban conferencias y donde los visitantes podían alojar.

Es allí dónde el ministerio de T. Austin-Sparks comenzó, y continuó durante cuarenta y cinco años, a tener una influencia extremadamente amplia y profunda entre los cristianos de todas confesiones y de todos los países. Invitaciones desde muchos países llegaban a "Honor Oak" (el nombre de la calle donde se encontraba el centro), pero Austin-Sparks no podía satisfacerlas todas.

Sin embargo, dictaba conferencias regulares en Londres, en Suiza y en los Estados Unis. Se rindió también a Asia, particularmente la India y Taiwan. Hay que anotar también que Austin-Sparks estaba en contacto estrecho con obreros tales como Bakht Singh en la India, Watchman Nee en China y Witness Lee en Taiwan. Pero era con Watchman Nee que se sentía más confortable, y con el que tenía más afinidad, su comunión se había reforzado fuertemente después de una estancia de cerca de un año de Watchman Nee en Londres en 1938.

Uno de los instrumentos primordiales del ministerio de Austin-Sparks era la revista que editaba, "A Witness and A Testimony" (Un Testigo y un Testimonio). En esta publicación fueron transcritos muchos de sus mensajes dados en diversas conferencias, antes de ser publicados en formato de libro. Ciertos artículos fueron escritos específicamente para la revista y jamás han sido vueltos a publicar. Encontramos otras contribuciones en esta revista: Watchman Nee, F.B. Meyer, A.W. Tozer, Andrew Murray, De Vern Fromke, Jessie Penn-Lewis, G.H. Lang, Stephen Kaung, Witness Lee, para citar sólo los más conocidos. La influencia de esta publicación fue muy vasta y se dirigía particularmente a los que deseaban consagrarse totalmente a Dios y a Su pensamiento. Y como contraparte al empeño sin compromiso de este ministerio, una cierta y constante oposición y hostilidad se hizo sentir a lo largo de la vida de Austin-Sparks.






FUNDAMENTOS
Austin Sparks


Capítulo 1
Leer: Salmos 11:1-7 (Observar verso 3); 1 Cor. 3:11; 2Tim. 2:19


En referencia a este salmo once, no podemos estar exactamente correctos en relación a cuando él fue escrito, o,
cuáles eran exactamente los incidentes, o eventos históricos que dieron origen a él; pero sea allá cuando haya él
sido escrito, claramente fue en un tiempo de estrés muy severo, cuando las circunstancias estaban muy difíciles, y
la posición del salmista, del punto de vista humano, era muy precaria, llena de peligro, y, como juzgaba el hombre,
llena de inminente desastre. Era un tiempo cuando, aunque aquellos fundamentos fueran literales, ellos fueron
atacados; los propios fundamentos habían quedado sujetos a un amargo ataque; y de nuevo, del punto de vista
humano, los fundamentos estaban destruidos; de la forma como el hombre miraba hacia las cosas, los fundamentos
habían sido destruidos. David estaba en el centro de aquel tumulto con lo cual no estamos familiarizados,
constituido por cosas totalmente exteriores, que parecían mostrar que la situación era sin esperanza.



Pero, interiormente había algo firme, que no concordaba con aquello, simplemente una realidad inexplicable e
indefinida en el corazón que en efecto decía: La cosa no es así. Debido a las apariencias y a todas las evidencias
externas que irían a mostrar que la situación realmente era de aquella forma, David fue aconsejado a huir, a
abandonar toda la situación, a fin de salvar su propia vida; a huir para la montaña, a refugiarse en algún lugar
terrenal de seguridad. Una montaña a las veces parece ser un lugar muy seguro. Pero la cosa no es siempre así,
del punto de vista espiritual, y aquí está una de aquellas ocasiones cuando no importa cuan substancial un refugio,
una montaña, puedan parecer, es un lugar de flaqueza y esconderse en ella pudiera ser fruto del miedo. Ellos
aconsejaron David a huir a la montaña, a refugiarse en una montaña, pero él rechazó el consejo y dijo: “En el
Señor yo me refugio”.
Concluimos, a partir del salmo 11, y del anterior, que un impío, o que los impíos ocupaban una posición y tenían
poder.
( Para ver el capitulo completo pinchar el titulo)








Capítulo 2 – el Natural y el Espiritual
Leer: Salmo 11:1-4; 1Cor. 3:9-17

En la medida en que proseguimos con nuestra consideración sobre los fundamentos, hay una tercera cosa. En la
primera carta a los Corintios, tenemos otra forma en que el  fundamentos es virtualmente destruidos, por lo menos
en una medida muy real. Es por aquello que es colocado en ellos; el edificio que es colocado sobre ellos. Los
fundamentos no son destruidos completamente, pero su valor supremo le es robado, y así, son destruidos en su
principal virtud. Usted irá a entender lo que yo quiero decir por las palabras del apóstol: “Yo coloqué el
fundamento, y otro edifica sobre él. Pero vea como cada uno edifica sobre el fundamento” Y, entonces, Pablo dice
que algunas personas edifican con ciertos materiales, y otras personas edifican usando otros tipos de materiales.
Entonces viene la prueba de fuego de parte de Dios, a fin de probar aquella estructura; y la madera, la paja y el
heno se reducen el humo, y, cuando todo se va, se queda la pregunta: ¿Cual era el valor de aquel fundamento si de
todo que fue dicho y hecho nada se quedó sobre él?


En este sentido el fundamento está destruido en su significado y valor supremo. El apóstol nos dice que aquellos
que así actúan pueden ser personas salvas, y, porque ellas tienen Cristo, el fundamento está allá; ellas mismas
pueden no perder su salvación, sin embargo ellas no fueron salvas sólo para que se queden en su salvación inicial.  Cristo no vino a
ellas sólo para esto. Él no era el fundamento sólo para permanecer el fundamento. Un fundamento presupone una
estructura, él apunta para eso, implica eso, necesita de eso. No hay justificación en tenerse un fundamento si usted
no tiene una estructura. La estructura es la justificación del fundamento.
Que pensaría de un constructor que fuera que va por todas partes colocando fundamentos, y entonces usted
recorriera la tierra y viera un monte de fundamentos, y fuera sólo eso lo que usted viera; fundamentos colocados
año tras año, y cuando usted pasara por allá, no viera nada, solo  fundamentos. Usted diría: Aquel camarada no
justifica su existencia, no justifica su trabajo. La única justificación para colocarse aquellos fundamentos es que se
coloque algo sobre ellos. La justificación de nuestra salvación es que existe una edificación; pues nuestra salvación
envuelve esto, y no estamos justificados como salvos hasta que el edificio de Dios esté en pie. Dios es justificado en
salvar cuando tiene su edificio. Esta es la justificación de la gracia de Dios.
Así, el apóstol sigue con el lenguaje sobre el templo de Dios: “Vosotros sois el templo de Dios” Templo de Dios.
Ahora, lo que nosotros estamos colocando sobre nuestra salvación, lo que estamos edificando justificara el
fundamento, o, virtualmente, irá a destruirlo. Es simple. ¿Usted entiende lo que quiero decir? Hay un modo de
llevar incluso el divino fundamento a hacerse casi sin valor, y robar su real virtud: colocando algo que no sea de
acuerdo a Cristo. Ahora, es decir muy simple y elemental, pero ayudara mucho. La estructura tiene que estar de
acuerdo con fundamento. Tiene que ser espiritual y moralmente del mismo material, tiene que ser semejante. Como
es la fundación, así debe ser la estructura. La estructura tiene que adquirir el carácter del fundamento.

Es dicho que el fundamento es Jesucristo y todo el edificio tiene que tener el mismo carácter y naturaleza del
fundamento. Piense en los fundamentos desarraigadas después de una excavación hecha hasta las partes más
profundas del infierno; pues allá es donde Cristo lanzó el fundamento. Él excavó hasta las partes más profundas
del pecado; Él tocó la roca allá abajo para lanzar el fundamento de nuestra salvación. Más fondo Él no podría ir.
Él atravesó el infierno para lanzar los fundamentos de nuestra eterna redención. Ahora piense sobre colocar una
estructura frágil de madera, paja y heno sobre esto. ¿Será que esto justifica aquellos fundamentos? Algo digno de
Cristo es exigido, algo digno de la obra que Él realizó, algo que irá a hablar de la grandeza de Su gracia y de Su
gloria. Esta es la construcción de Dios.
Dicho esto, podemos volver a la carta de corintios y dejar que ella misma explique la cuestión para nosotros. Usted
está de acuerdo de que estamos hablando sobre la destrucción de los fundamentos en este sentido, que algo que no
es digno de Cristo es colocado sobre ellos. Ahora abra en la carta a los corintios y vamos a recorrer algún terreno
familiar. Acuérdese de que toda esta carta representa el problema que confrontó el apóstol cuando él estuvo en
visita Corinto. Había una situación allá con muchos aspectos, que representaba para él un problema destinado a
desanimar y a destruir la fe de cualquier persona cuyos fundamentos no estuvieran bien colocados. Estoy bien
correcto de que, antes de que terminemos, usted irá a percibir que, para enfrentarse una situación como aquella,
usted necesitará tener los fundamentos bien colocados en usted aún.
La Sabiduría del Mundo y las Cosas del Espíritu.
El primer capítulo lleva usted a la primera fase del problema de Pablo. Antes de usted terminar este capítulo, usted
descubre que en aquella asamblea de creyentes en Corinto, el espíritu del mundo allá fuera, el espíritu de Corinto,
había entrado y tomado lugar. El espíritu del mundo en Corinto era el espíritu de la sabiduría mundana; Corinto
era el centro de la filosofía. Ellos no tenían mejor entretenimiento que discutan la última fase de la filosofía, la
última cuestión en términos de pensamiento. Y Corinto era un lugar donde la razón humana tenía mucha actividad,
y todo era determinado en su valor por el poder del razonamiento de la mente; del argumento, del debate, de la
discusión. Era el centro mundial del racionalismo, y esto había entrado en la asamblea del pueblo del Señor. Y lo
que descubrimos es que el pueblo del Señor en este espíritu, en esta mente, había cogido las cosas espirituales, las
cosas celestiales, las cosas de Dios, y las traído para bajo, al nivel del mero argumento humano, del debate, de la
discusión, y de la razón; aplicando todo el tiempo la prueba de la razón humana a ellos, recogiendo, así,
manipularlos a través de la facultad intelectual, de modo a mantenerlos dentro del espacio limitado del propio poder mental del hombre.
(Para ver el capitulo completo pinche el titulo )





Capítulo 3 – Por qué los fundamentos deben estar puestos correctamente?

Leer: Salmo 11:3; Efésios 4:7,8,11-16.

Nosotros, ahora, iremos a proseguir con un aspecto más de la importante cuestión de los fundamentos. En aquel salmo undécimo, de donde iniciamos nuestra meditación, hay un aspecto que es común a la materia sobre fundamentos y edificación en la Palabra de Dios. Cuando consideramos aquel salmo más completamente, usted irá estará de acuerdo de que David estaba, en la ocasión en que escribía ese salmo, en medio de gran traición, oposición y antagonismo. Los impíos estaban estirando sus arcos en las tinieblas, bajo una cobertura, a fin de tirar en los justos, y, en medio de esta hostilidad, el salmista se refiere a los fundamentos, y dice: “Jehová está en su santo templo”; de modo que usted tiene dos cosas que constituyen lo todo, es decir, la edificación y la batalla. El templo, los fundamentos, el adversario y la atmósfera de conflicto. Usted irá a descubrir que, por toda la Palabra de Dios, esas dos cosas están siempre juntas.

Si fuera Nehemías edificando el muro de Jerusalén, la espada y la cuchara del albañil son encontradas juntas; la edificación y la batalla están juntas. Si fuera la edificación del templo de Salomón, David tuvo que sujetar todos los enemigos de los alrededores, para hacer posible aquella edificación. La edificación no fue posible hasta que la batalla hubiera realizado su obra. Cuando usted entra en la interpretación espiritual de las ilustraciones del antiguo Testamento, descubre que esas cosas están siempre juntas. Siempre que usted tenga a ver con la edificación, también tendrá que ver con la batalla.

Cuando miramos para la primera carta a los corintios, ciertamente hay allá un evidente ejemplo de esta verdad. La edificación en esta carta está codo con codo con una tremenda batalla. La batalla está asociada con la edificación. Ahora, cuando usted llega a la carta a los Efesios, usted ve nuevamente la misma cosa. Aquí está la Casa, “la habitación de Dios a través del Espíritu”, aquí está la iglesia que es el cuerpo de Cristo, y aquí hay mucha cosa dicha sobre la edificación del cuerpo; pero usted irá a descubrir en esta carta que todo esto está delante del enemigo, de los principados y potestades, de los dominadores de este mundo tenebroso. La edificación prosigue en la batalla, en el conflicto, y este cuarto capítulo contiene en sí aquellos elementos.

Si usted estuviera leyendo ponderadamente esos versos en este momento, estaría discerniendo que el apóstol, en aquello que se refiere a la edificación del cuerpo y todo más, estaba enfrentando antagonismos, riesgos, peligros, oposición espiritual. Que negocio es este de truco y astucia del engaño, vientos de doctrina, ondas de falsedad? Esos son los elementos de la batalla, del conflicto, esas son las fuerzas que se oponen a la iglesia, al cuerpo de Cristo. Esas son las cosas con las cuales el crecimiento, el perfeccionamiento, la consumación del propósito de Dios en la iglesia están asociados, y con los cuales este adelanto tiene que contender. Y el apóstol está diciendo que el importante aquí es que los santos deben estar bien fundamentados; bien establecidos, y establecidos en plenitud, donde cada uno de ellos sea un miembro responsable, un miembro confiable del cuerpo de Cristo. Esta es la fuerza de todo este párrafo.

¿Por qué los fundamentos deben estar bien colocados? Ahora, entonces, vamos inmediatamente traer delante de nosotros el fin, el objetivo, y después, veremos lo que se sigue en dirección la realización de este objetivo. ¿Cual es el objetivo aquí? Es que cada miembro del cuerpo de Cristo sea un miembro operante, responsable, efectivo, que esté en una posición donde sea capaz, con la capacidad de Cristo, de mantenerse contra los engaños, la astucia y la falsedad del maligno, los vientos del error. Pero, amado, ciertamente usted y yo estamos en estos días de la necesidad de cada miembro de Cristo estar en esta posición. Las condiciones con las cuales el apóstol Pablo contendía en aquel entonces son condiciones que abundan hoy, tanto cuanto antes. Naturalmente, la cosa entró los días de Pablo a través de los gnósticos, afirmaban tener sabiduría, en la posesión de conocimiento. Sobre gnósticos, que afirmaban tener conocimiento y sabiduría religiosa, Pablo dijo que el gnosticismo de ellos operaba aquellos días: astucia, treta, vientos y ondas de error, falsa doctrina, falsa enseñanza.

Sea que quién sean las personas que corresponden a los gnósticos hoy, el gnosticismo está muy difundido. Es decir, hay ondas y vientos del error barriendo toda la tierra, y es tan sutil que ninguna mente natural puede percibir, ningún juicio o juicio ordinario puede detectar el vicio, el error. Está tan mezclado en formas bíblicas y fraseologías escritúrales que los infantiles, los niños de quienes Pablo habla serán fácilmente cargados, aquellos que son espiritualmente niños en un sentido errado. No es errado ser un niño de Dios, ser un bebé recién-nacido, sin embargo es errado ser un niño cuando usted debe ser un hombre, y es sobre esto que el apóstol está hablando.

Delante de esas cosas, y en la expectación asegurada por la Palabra de Dios de que esas cosas irán a aumentar, irán desarrollarse y hacerse más sutiles, con los propios milagros que los acompañarán, la necesidad que el apóstol vio entonces, y que nos es hecha clara a través de la Palabra del Espíritu por medio de él, es que cada miembro de Cristo debe tener sus fundamentos bien colocados, y debe estar arraigado y fundado, de modo que no fueran llevados alrededor. El ministerio que se necesita hoy es un ministerio en este sentido. Dé atención a esta palabra, usted irá a necesitar de ella. Si usted aún no hizo esto, no irá a tardar mucho hasta ser confrontado con algunas de esas astucias del error, este artificio de la falsa enseñanza, esas ondas y esos vientos de doctrina, y, la menos que usted esté firmado y establecido, será llevado alrededor, irá a perder su punto de apoyo y será arrastrado.

Ahora, con la conciencia de una situación tan seria y solemne, esta palabra es, creo yo, dada a nosotros por el Señor, y debemos guardarla en el corazón. Cada miembro de Cristo, sin excepción, debe ser un miembro responsable, inteligente, efectivo, y, si esto no fuera verdad de algún miembro, el aún está en una posición peligrosa. Pero usted no se quedará sorprendido de que la venida de esos vientos y de esas ondas cargue multitudes de cristianos. A la corta o a la larga ellos estarán en una peor y no van a saber donde están, porque, a pesar de que tengan el Nuevo Testamento, a pesar de que tengan la carta a los Efesios, que por sí sólo es suficiente para este propósito, muchos de los hijos del Señor no están enseñados, instruidos y afirmados en Cristo, a fin de que puedan discernir, comprender, juzgar, y permanecer firme en el día malo.

Los santos como edificadores
Ahora, entonces, vamos a mirar un poco más de cerca para este pasaje de la Palabra. “Él dio dones a los hombres”, es decir, “Él dio unos para apóstoles”. Él dio apóstoles a los hombres. “…otros para profetas”. Él dio profetas a los hombres. “otros como evangelistas, otros como pastores y maestros”. Esos son los dones que Él dio a los hombres. “hombres” aquí, naturalmente, representa la compañía toda de los elegidos. Los evangelistas para traer los elegidos, y los otros tienen a ver principalmente con las personas que son traídas. De modo que es la iglesia, el cuerpo de Cristo, que está en vista, y es en relación a la iglesia como cuerpo de Cristo que esos dones fueron dados por el Señor en Su ascenso. Esos son los dones – pero observe, ellos son datos para un propósito expreso, y con un objetivo específico. Ellos fueron dados para “el perfeccionamiento de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe...” No interrumpa aquí con una puntuación. No debe haber puntuación. “para el perfeccionamiento de los santos, para la obra del ministerio”, como si la obra del ministerio aquí se refiriera a los apóstoles, profetas, pastores, maestros y evangelistas. No se refiere a ellos. La obra del ministerio aquí se refiere a los santos, en la medida en que son perfeccionados por los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros.

La obra de esos dones es hacer con que los santos estén en posición de ministrar, y es solamente cuando están en esa posición de ministrar (es decir lo que yo quiero decir por funcionar) que están seguros. No es solamente los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros que están en el ministerio, son todos los santos que son llamados para estar en el ministerio. Todos los santos, cada miembro del cuerpo de Cristo es un ministro, de acuerdo con el propósito divino. Y es solamente cuando ellos están en esta posición de ministrar, en un estado que los califique a ministrar, que la iglesia está segura. Los ministerios pueden ser tan varios, cuanto numerosos que vayan los miembros del cuerpo de Cristo.

Seamos bien claros en nuestros términos. Vea la palabra “perfeccionamiento”. Usted puede decir: Bien, naturalmente, si estuviéramos perfeccionados, podríamos ministrar. Ciertamente este es un largo camino a continuación, es decir algo en dirección a lo cuál tenemos que en los mover, la que tenemos que llegar. Sin embargo la palabra perfeccionamiento ahí no tiene este sentido. Muy frecuentemente esta palabra es usada como un término médico, y, una traducción más literal sería “reparar”, para el servicio de los santos. Si usted tiene un accidente y quiebra algún miembro del cuerpo, y es llevado hacia un hospital, usted es reparado, y este es exactamente lo que esta palabra quiere decir. Concertar los santos, hacerlos completos. Otras veces la palabra es usada como el amueblar una casa. A él no le gustaría vivir en una casa sin muebles. Necesitamos amueblarla antes de que podamos vivir en ella. La palabra es usada en Mateus en relación a las redes, cuando el Señor vio ciertos hombres remendando sus redes. Esta es la misma palabra. Había agujeros en sus redes, y ellas tenían que ser colocadas en buenas condiciones, para que se quedaran enteras, adecuadas al uso.

Ellas podían no ser las redes más perfectas que usted pudiera encontrar, pero eran redes enteras, completas. Y lo que el apóstol está mostrando aquí es exactamente esto. No un estado de divina perfección en nosotros, pero un estado de completo en Cristo. “Para el perfeccionamiento de los santos para la obra del ministerio”. El remendar de las redes era de alguna esperanza para atraparse peces. El problema de muchas personas, y la razón de por qué tantos son llevados alrededor por los vientos de doctrina es que existen brechas, fallos en su comprensión sobre Cristo, en su conocimiento de Cristo, en su comprensión de la verdad; brechas, rupturas, aperturas a través de las cuáles el error entra, y ellas necesitan ser ‘reparadas’. Y esos dones son datos exactamente para ‘reparar’ los santos, para que puedan cumplir el ministerio.

Es tan diferente de la orden tradicional la que estamos acostumbrados, de que el ministerio es algo que nos colocamos debajo tantas veces por semana, de un púlpito o de una plataforma. Y, tiendo en los colocado bajo el ministerio, y hasta apreciado, o soportado, que es decir todo, en relación a nosotros; hemos hecho lo que nos es incumbido, hemos cumplido nuestro deber, “nos colocamos bajo el ministerio”. Esto no es ministerio, absolutamente. El ministerio es el resultado en nuestro funcionamiento práctico de aquello que el pastor, el maestro, o el evangelista hacen, es aquello que hacemos como consecuencia. Es decir ministerio: el ejercicio resultante en el corazón de cada miembro de Cristo. Si realmente entendiéramos que deberíamos estar bien allá en el frente, ciertamente estaríamos más adelantados de lo que estamos. Sólo imagine donde estaríamos si este hubiera sido siempre el caso. Los evangelistas, profetas, pastores, maestros, habrían cumplido sus funciones en nuestro medio y nosotros tendríamos partido, llegado delante del Señor y dicho: Señor, esto ahora tiene que ser trabajado en mí, voy apropiarme de él, y trabajar movido por él.

Vamos a suponer que hubiéramos hecho eso con cada mensaje que ya recibimos. ¿Usted no cree que la iglesia estaría sólidamente más establecida? Una historia muy diferente habría sido escrita ante los engaños del maligno y de las astutas artimañas, si este hubiera sido el caso. Nosotros no iremos a mirar mucho para el exterior, miraremos hacia dentro de nuestros corazones, y diremos: Es decir para mí. Tenemos que mirar hacia dentro de nuestros corazones y decir: ¿Cual es el resultado práctico y cual es el valor permanente en mi vida como un miembro efectivo de Cristo de este ministerio la que tengo oído, de esta obra de los dones del Señor, el apóstol, profeta, pastor, maestro, evangelista. Donde yo me ensamblo como fruto de eso? Tengo yo oído, me referido a esto como ministerio, pero el dejado de lado, haciendo con que ellos (los apóstoles,...) continúen con sus ministerios? O soy yo un fruto, un ministro de Cristo? Esta es una cuestión importante, no es? Oh, para la fuerza en el pueblo de Dios, en la iglesia que es su cuerpo, que sería el resultado correcto de nuestra comprensión de la Palabra del Señor. Necesitamos urgentemente de esta fuerza hoy, de esta seguridad, de este establecimiento.

La responsabilidad individual en la edificación
Ahora observe: “Para el perfeccionamiento de los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. Entonces la obra del ministerio, que es la obra de cada miembro de Cristo, la edificación del cuerpo de Cristo. Ahora vamos a probar esto a la inversa. ¿Cuanto usted y yo estamos contribuyendo para la edificación del cuerpo de Cristo? ¿Cuanto estamos funcionando para este resultado, la edificación del cuerpo? Este es nuestro negocio, cada uno de nosotros. Este es nuestro ministerio. ¿Usted está preparado para aceptar esta responsabilidad, para asumirla, por la gracia de Dios, esta obra en su corazón, no ser un partidario, un seguidor, un pasajero, un frecuentador, pero un miembro vivo, efectivo, cuya existencia en el cuerpo de Cristo signifique su edificación?

Más tarde usted observa que el apóstol pone su dedo en esta cuestión de forma específica. Él dice: “para que por el auxilio de todas las juntas, según la justa operación de cada parte, hace el aumento del cuerpo, para su edificación en amor” Por el auxilio de cada parte, resultando en la edificación del cuerpo en amor. Pablo tiene el cuerpo físico como analogía. cuánto él conocía sobre el cuerpo físico como nosotros lo conocemos hoy yo no sé, pero Espíritu Santo conoce todo sobre el cuerpo, y cuando usted se acuerda de aquellos diminutos organismos del cuerpo humano, las células, y como el crecimiento de todo el cuerpo físico depende del funcionamiento de cada una de ellas, y el cuerpo solamente es edificado, aumentado se cada célula funcionar y desempeñar su función, usted tiene una maravillosa, perfecta y verdadera ilustración de como el cuerpo espiritual de Cristo es edificado y aumentado.

Usted dice: “Yo soy sólo una pequeña parte, no cuento”. Bien, experimente contar las células de su cuerpo, cuantas células usted puede agrupar en una pulgada cuadrada de su cuerpo físico? — casi incontable. En su mente usted puede hallarse cómo una de ellas, perdidas en la multitud, sin embargo hay una gran responsabilidad por todo el cuerpo pesando sobre usted. El punto es el siguiente: no es cuan grande usted es, pero si usted está contribuyendo con su medida. Por el auxilio de todas las partes. El sentido es que cada parte debe contribuir con su medida, la edificación del cuerpo de Cristo. Esta es nuestra función y nuestro ministerio.

Oh, amado, tenemos que encarar esto como una orden de servicio, y salir, considerándonos cómo estando en el ministerio, siendo responsables por todo el cuerpo de Cristo, conforme nuestra medida. Nosotros no conseguimos comprender esto; nunca iremos a entender; estamos delante de un misterio. ¿Quién puede entender completamente el cuerpo físico? Hay misterios que nunca fueron entendidos, y yo dudo que lo sean en el futuro. Frecuentemente hemos ilustrado el misterio del cuerpo humano de esta forma, que el discurso de un Demóstenes debe ser fruto de un Demóstenes en su desayuno. Usted ya leyó algunos de esos discursos que influenciaron multitudes, forzando los hombres a que hagan lo que no tenían intención de hacer, es el poder del raciocinio y del lenguaje humano. Si el orador hubiera parado de comer, él habría parado de hacer sus discursos, y, por lo tanto, sus oraciones serían de alguna manera fruto de su comida.

Es cómo usted y yo, siendo los átomos que somos, las células que pueden ser tan pequeñas para que sean reconocidas, pero que pueden afectar todo el cuerpo de Cristo para el bien o para el mal yo tampoco sé, pero es así. Es una verdad absoluta en la Palabra de Dios: “Y si un miembro padece, todos los demás padecen; y si un miembro se alegra, todos los demás se alegran”. Y, si usted y yo no estamos contribuyendo con nuestra medida, entonces todo el cuerpo está sufriendo, está débil. Aquí, entonces, está la llamada, el desafío, para que cada miembro de Cristo sea un miembro operante, inteligente y responsable, cumpliendo su ministerio.

Sí, pero hay algo más, “…hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe...” Bien, ahora tenemos nuestro dedo sobre algo que es realmente vital. Estamos muy preocupados con la unidad. Nosotros oramos por ella, nos agonizamos por la falta de su manifestación, nosotros la deseamos. ¿Pero como ella vendrá? Cual es el principio de la llegada a la unidad de la fe? Cada miembro cumpliendo su ministerio, siendo un miembro que funciona. Cual es la causa de la discordia, de la división, de las ‘cismas’? Bien, mire nuevamente para la primera carta a los corintios: “Y yo, hermanos, no os pude hablar como la espirituales, pero como la carnales, como niños en Cristo… pues aún sois carnales, pues habiendo entre vosotros envidias, contiendas, no sois posiblemente carnales, y no andáis según los hombres? Pues cuando uno dice: Yo soy de Pablo, y otro: Yo soy de Apolo, no sois carnales?” Hay divisiones entre vosotros, fruto de vuestra carnalidad, y carnalidad significa inmadurez espiritual, y no unidad de fe.

Cuando alguien entra en lleno funcionamiento esto pasa a ser un poderoso factor para traerse la unidad de la fe. El enemigo busca dividir el cuerpo de Cristo sobre la tierra en tantos fragmentos cuanto pueda. Como él hace eso? Básicamente por medio de la ignorancia del pueblo del Señor. Generalmente por medio de su crecimiento espiritual retardado, y también porque los creyentes están en un estado pasivo, en vez de que estén en un estado espiritual activo. Usted irá a descubrir que esas cosas están por detrás de muchas de las actividades del enemigo al largo de la línea de la cisma. La unidad de la fe, dice la Palabra muy claramente, se da a través de cada miembro funcionando, dando su contribución de forma viva.

Cierta ocasión unos hombres fueron hasta Moisés quejarse de que había algunas personas que estaban profetizando, y esos hombres creían que aquello era un movimiento sectario, o una división, o algo parecido, creían que era una ruptura en la comunidad, sin embargo Moisés dijo: “Ojala todo pueblo del Señor fuera profeta”. La línea positiva es mejor. Cuando algunos están cumpliendo el ministerio y otros no, se queda imposible llegar a la unidad de la fe. Entonces, nuevamente: “…y del conocimiento del Hijo de Dios.” El griego ahí es literalmente: “al lleno conocimiento del Hijo de Dios…hasta la estatura de varón perfecto, hasta la estatura de la plenitud de Cristo”. Todo esto está asociado a la vida activa de todos los miembros de Cristo. Lea nuevamente el texto de forma más cuidadosa.

El apóstol tiene en vista lo siguiente: “para que ya no seamos niños inconstantes, llevados alrededor por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres que engañan, por el espíritu del error”. Si sólo pudiéramos examinar el lenguaje del apóstol, esto traería mucha luz a este asunto: “por la astucia de los hombres”. Literalmente, engaño, pero las palabras griegas hacen referencia al lanzar de los datos de modo fraudulento, es algo cómo quitar ventaja, un engaño, y es esto que está aquí en el lenguaje. La astucia del error. Es un lanzar de datos de forma arreglada, de modo que venga a beneficiar solamente la persona que los está usando. Este error que anda alrededor es para defraudar los santos de su superioridad en Cristo, para defraudarlos de su posición. No es este el efecto del error durante toda la caminata?
Sí, los creyentes que son llevados alrededor, para que no se despierten para el hecho de que han sido ellos engañados de la realidad por medio de un fraude, esos creyentes han perdido el alimento por medio de algo que aparentó ser para ellos un logro. Las palabras “por la astucia” son muy ricas. Pablo usa la palabra aquí que es “en cada hecho, o en cada obra”. Cada hecho de ellos contiene algo de astucia sutil. Astucia sutil del maligno en su falsa doctrina. La cosa parece derecha, totalmente buena, en conformidad con La Palabra, pero hay algo escondido en él, un truco, un lazo.

El pueblo del Señor necesita se concientizar de esto, y es solamente cuando estamos en llena fuerza, activos, positivos en nuestra vida espiritual que alcanzamos una posición donde nuestras facultades se queden ejercitadas, a fin de que podamos discernir entre el bien y el mal, discernir el truco. Que tremendo sería si cada hijo de Dios pudiera, en razón del tiempo, estar en esa posición, ser capaz de entrever esos engaños, esos vientos de la falsa doctrina, de entrever el error, de entrever donde está el fallo, el truco, y estar en posición de alertar con aquellos que son niños en el sentido correcto, que aún no están en el tiempo de la madurez; ser un guardia para ellos. Esos fundamentos son muy importantes.

Todo eso es obra de fundamentos, y debimos, sin agotar todo que está en esos versos, sólo dejar que el énfasis principal del apóstol nos envuelva. Aunque todo parezca haber sido dicho, pero muy aún debemos añadir a él, es eso, que usted y yo, cada uno de nosotros sin excepción, podamos lanzarnos y movernos con El Señor en una forma activa y positiva, para que nuestra vida y facultades sean desarrolladas, y alcancen la madurez, donde no importa cuáles engaños haya, que las ondas barran como un hecho, o aún como brisas sobre la tierra, nosotros jamás nos moveremos, jamás seremos llevados, estamos conscientes de las trampas secretas, y nos quedamos firmes. Estamos en una batalla. La edificación es nuestra batalla. No hay ningún campo en que la batalla sea más real, más furiosa, más cruel que el campo del perfeccionamiento de los santos, el campo de la edificación del cuerpo de Cristo.

Este es el porqué de esta carta excepcionalmente traer todas aquellas cosas juntas. Por un lado hay la iglesia, su cuerpo, a ser edificada y perfeccionada, de otro lado hay la furiosa y la sutil obra del enemigo. El enemigo busca engañar los santos, destruir la iglesia, y la única manera en que él puede ser derrotado es que usted y yo nos movamos para la plenitud de Cristo, que sigamos de modo activo, no quedándose satisfechos sólo por que estemos salvos, que recibamos toda plenitud que es posible en Cristo. Con todos los santos en la comunidad hasta que lleguemos a la estatura de la plenitud de Cristo. El Señor imprima su Palabra en nuestros corazones.







Capítulo 4 – Un nuevo comienzo
Leer: hebreos 5:11-14; 6:1-3.


Esta porción, que podría ser acompañada por más una gran cantidad venida de las cartas a los Romanos,
Corintios, Efesios, Colosenses y de las cartas de Pedro, trae algo muy fundamental en vista. Fundamental porque,
en este caso, está enderezada a muchos religiosos, y aquellos que heredaron todo este sistema que el propio Dios
produjo. Ella trae en vista el hecho de que con Cristo, y de que con una verdadera relación con Cristo, algo nuevo
se inicia. Todo lo demás, no importa lo que sea, llega al fin. Ella deja claro lo que Pablo le gustaba decir, que con
la muerte de Cristo todo acabó, todo! Religiosamente la cosa céntrica, en relación a la vieja orden, en tipo, era el
velo del templo; todo se encontraba en aquel velo.
Con la muerte de Cristo, el velo se rasgó de arriba abajo por las manos de Dios. La muerte del Señor Jesús
realmente trae un fin a todas las cosas - religiosamente – de la vieja orden, del viejo sistema, de la vieja creación.
La resurrección del Señor Jesús fue Dios comenzando todo nuevamente, a partir del cero. Y ningún fragmento o
fracción de la vieja creación fue llevada para la nueva.

Resurrección y no elevación
Pienso que un buen número de personas tiene la idea, aunque no en una forma expresa y positiva, de que hacerse
un creyente, un hijo de Dios, un cristiano, es llegar a cierto punto de su historia donde usted, metafóricamente
hablando, sube para una plataforma más alta y prosigue. Está en la naturaleza de continuidad de la vida, en un
piso superior. Es decir, que ahora usted tiene intereses religiosos, intereses cristianos, que no tenía antes, y que sus
actividades y energías son direccionadas al largo de la línea en relación Cristo, lo que no acontecía antes.
Usted simplemente continúa ahora en un diferente nivel de vida, y, así, ellos confunden resurrección con elevación,
y elevación con resurrección. Ahora, es tremendamente importante (y yo no me preocupo en ser tan elemental) que
pudiéramos reconocer que, cuando nos hacemos hijos de Dios, llegamos a la posición donde no hemos subido para
un pavimento superior, como en un ascensor, pero sí hemos caído en una sepultura, habiendo sido enterrados, y, en
relación Dios, nunca más seremos visados como éramos anteriormente. Usted dice: Aquí estamos, el mismo viejo
EGO, la misma vieja personalidad. Esto puede ser así de su punto de vista, pero no del punto de vista de Dios!
Lo que usted y yo tenemos que hacer es aceptar el punto de vista de Dios. Es decir lo que Pablo quiere decir con:
“consideraos como muertos...”. Es decir, aceptar el punto de vista de Dios. Una vez que usted haya aceptado esto
de modo inteligente y deliberadamente, usted está destinado a conocer de forma continua y progresiva que el punto
de vista de Dios es real. Es decir, que Dios considera usted como muerto, y de hecho reconoce usted como muerto,
y Él no quiere tener nada a ver con usted en aquel viejo nivel; y, cuando usted trae alguna cosa de lo natural, usted
tiene un tiempo desfavorable, y descubre que Dios está contra usted. Usted entra en esas crisis y dice: ¿Cual es el
problema, Señor? Y el Señor dice: ¡Esto fue descartado en el inicio! Usted entiende que se trata de un aceptar de
un golpe por todas el punto de vista de Dios, y descubre que no es una teoría, ni una doctrina, pero una realidad.
¿Cuando usted murió?
Conseguí un pequeño libro esta semana. El título en la portada me golpeo. Probablemente muchos de vosotros lo
conozcan. ¿“Cuando usted murió?” Yo sólo vi algunas palabras de él, y el escritor dice: “Una extraña cuestión
para preguntar a alguien”, y, entonces, un poco más adelante y él dice: “Usted murió mucho tiempo atrás, cuando
el Señor Jesús murió en la cruz.” Yo sé, naturalmente, lo que él tendrá que decir sobre esto, yo sé lo que se seguirá,
pero esta es la verdad que el Señor exige que nosotros aceptemos.
El punto de vista del Señor es que usted y yo morimos antes de términos nacidos, antes que entráramos literalmente
en este mundo. En relación a la vieja creación, nosotros morimos, morimos con Cristo, y el Señor no tiene nada
que decirnos, o hacer con nosotros hasta que aceptemos esta posición. La primera palabra para cualquier hombre
del punto de vista del Señor es “arrepiéntase de sus obras muertas”. Todo está muerto hasta que usted experimente
la unión con Cristo por la resurrección, no importa lo que sea, religión o cualquier otra cosa. Todo está muerto
hasta que usted experimente la unión con Cristo en la vida resucitada.
Esta es la posición de Dios, y la Cruz del Señor Jesús presentada a todo hombre o mujer representa, en relación a
este hombre o mujer, un absoluto fin, y, del otro lado, el inicio de una orden completamente nueva. Pablo llama la
diferente orden: “…la novedad de espíritu.” Esta no es la novedad de Espíritu Santo, pero es la novedad del
espíritu, es decir, nuestro espíritu se hizo algo nuevo, y es a partir de esto que todo más se desarrolla. Usted puede
ver esto en su propio caso. Si ya hubo una ilustración de lo que significa novedad de espíritu, Pablo fue tal. Por
qué, esto aconteció rápidamente con él? Un día él está respirando amenazas y masacres contra los miembros de
Cristo, con una determinación apasionante de acabar con aquellos cristianos, y, en pocas horas, él está humillado
ante una pequeña asamblea en Damasco, la cual él estaba yendo a destruir, tomando sus instrucciones para el
resto de su vida.
¿Esta es un cambio de espíritu, o no lo es? Es decir novedad de espíritu. Y usted encuentra este tremendo cambio
manifestada en todos los tipos y direcciones. Piense en este fariseo de fariseos en su actitud en dirección a los
gentiles, como él los llamaba (todo que no fuera judío era un “perro” ante los ojos de un judío). Vea este hombre
en cuyo propia sangre esto estaba, ahora colocando los gentiles por lo menos en posición igual a de los judíos, y
poniendo su vida en continuos sufrimientos para que esos gentiles pudieran disfrutar de Cristo. Algo había
acontecido en el interior, un nuevo espíritu!
Esto solamente viene a través de la crisis de una muerte en un terreno y de una resurrección en otro; algo que
solamente Dios puede hacer. Y todo que no fuera de esta novedad de espíritu es de la vieja creación, y significa la
barrera intrascendente de la Cruz del Señor Jesucristo, siempre que esto se levanta. Dejemos nuestro viejo hombre,
sea nuestro mal temperamento, nuestra vieja manera de juzgar, nuestra vieja disposición, dejemos todo eso ir hacia
la cruz. Si somos hijos de Dios, sabemos bien que en aquel punto una barrera es colocada y no podemos pasar,estamos guardados en nuestra vida espiritual, y tenemos que volver atrás y tener la cosa colocada en orden. Es
para nosotros algo tan real cuanto cualquiera otra cosa en este universo.
En aquel momento nos quedamos tranquilos espiritualmente, y la espada flamante está atravesada en nuestro
camino. No hay camino para aquello aquí. Traiga aquello aquí y usted será juzgado. Usted irá a conocer el juicio
de Dios. Usted será quebrado. Está venido contra el hecho de que Dios acabó con todo aquello, y nosotros tenemos
que aceptar el punto de vista de Dios. Cuando hubiéramos aceptado este hecho, entonces la cosa irá a funcionar,
ella siempre funciona. Asumimos esta posición, aceptamos esta verdad. No podemos nosotros mismos acabar con
la vieja creación, pero decimos de forma positiva: Yo considero como Dios considera. Bien, entonces, iremos a
descubrir, en la medida en que prosiguiéramos, que Dios colocó todo bajo la muerte, y siempre que la cosa surgir,
nuevamente la sentencia de muerte es dada.
Si comenzamos a trabajar para el Señor con nuestra propia fuerza natural, encontraremos la muerte, y nuestra
fuerza se quedará bajo la muerte. Si comenzamos a usar nuestro viejo juicio en las cosas de Dios, encontraremos la
sentencia y llegaremos en una encrucijada, incapaces de proseguir. Todo que trajéramos del natural para las cosas
de Dios irá en los confrontar con no una nueva cuestión pero con la vieja cuestión, la muerte, que reposa sobre la
vieja creación. En la medida en que nos movemos en novedad de vida, en que trabajamos por el Espíritu de Dios,
en que andamos en el Espíritu, la muerte es abolida y nos quedamos en la vida, y podemos proseguir y podemos
llegar al destino, no importa lo cuánto pueda haber de deficiencia y flaqueza en naturaleza, nosotros conseguimos
avanzar, en la medida en que caminamos en el Espíritu. “La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me libró de la
ley del pecado y de la muerte”. Estamos libres!
Muerte — El punto de partida de Dios
Ahora, es decir un terreno muy familiar para muchos, pero es algo que continuamente tenemos que recordar. Es el
fundamento. A menos que tengamos el fundamento muy bien colocado, llegaremos a un obstáculo. Sabemos de
muchos hijos de Dios, que han sido hijos de Dios por años, y muchos de ellos tienen estado trabajando para el
Señor, pero que llegaron a un estado de paralización, están presos. Por que? Bien, en cierto sentido, de alguna
forma, algo de ellos mismos, el viejo EGO resurgió, se quedó en evidencia, atravesó en el camino. Puede ser algo
de sus viejas mentes, algo de sus viejas deseos, algo de sus viejos afectos, antojos y sentimientos. Ellos, de alguna
forma, están en sus propios caminos.
Lo que es necesario no es que ellos deben morir nuevamente, pero que necesitan aceptar su muerte en Cristo de un
golpe por todas en relación a todo lo que pueda surgir, y quedarse libre de la ley del pecado y de la muerte.
“Arrepentirse de las obras muertas”. Es exactamente esto que el apóstol está diciendo a los hebreos: Vosotros
están estancados. Simplemente pararon de caminar. Vosotros fueron tan lejos, y ahora llegaron a un punto en que
por años no se movieron ni un poquito de aquella posición. Vosotros no pueden agarrarse a las viejas bases, pues
no irán a alcanzar el crecimiento lleno. Vosotros aún no aceptaron de vez que murieron cuando Cristo murió.
Vosotros acabaron con todo el sistema y orden de la vieja creación cuando vino Cristo. Cristo es el fin de la ley y
de la vieja creación, y Él es el inicio de todo nuevo. No se queden enfadado repitiendo viejas verdades, ellas son
importantes como fundamentos.
Nosotros estamos destinados, quiere aceptemos o no, quiere gustemos o no, a descubrir que el fundamento de Dios
permanece. Es decir verdad, y nadie jamás irá a alcanzar el blanco en relación a Dios y Sus cosas mientras aún
que esté preso a la vieja creación, mientras que esté en el nivel de la vieja creación. Bien, ahora, esta es una
posición asumida, y lo que las personas que están siendo bautizadas están haciendo es declarar de forma práctica
que aquella es la posición que asumieron. Lo que ellas van a descubrir es que no tienen sólo obedecido la una
forma de doctrina, pero que entraron en una situación muy viva y que a partir de ahí el Señor irá a sostener las
implicaciones de eso. Él irá a decir: Esto murió, usted no puede traerlo junto, no lo quite de la sepultura, deje allá.
Y ellas irán a descubrir en todo el recorrido que el Señor solamente coloca su dedo sobre cosas las cuales Él
reconoce como aniquiladas en la muerte de Su Hijo. Sin embargo, naturalmente, siempre que haya aceptación de la
actitud y de la posición del Señor en relación a aquellas cosas en el lado de la muerte, nosotros conseguimos más
de Cristo y nos libramos de nosotros mismos.
Yo realmente deseo que usted reconozca que cada uno de nosotros, como juzgamos, cada uno de nosotros cuando
realmente vamos Cristo, tenemos que aprender todo nuevamente. Es verdad que podemos poseer una tremenda
cantidad de conocimiento e información de este mundo, y, pero, el más sabio, el más rico en conocimiento, o en
cualquiera otra área, viniendo Cristo tiene que aprender el ABC de las cosas espirituales. Las personas irán a
descubrir eso. Todo necesita ser aprendido desde la clase infantil, desde la cuna de la vida espiritual. De nada

adelanta que vayamos a Cristo creyendo que sabemos alguna cosa. No irá a tardar mucho hasta que sepamos que
realmente no conocemos nada. El Señor dijo: “cuan difícilmente aquellos que tienen riquezas entrarán en el reino
de Dios!” Pienso que si Él estuviera en otro mundo diferente de aquel que estaba en aquel entonces, si Él estuviera
en el mundo occidental, Él probablemente habría dicho: cuan difícilmente aquellos que tienen conocimiento
entrarán en el reino. El conocimiento jactancioso, la sabiduría, el intelecto del mundo occidental es la gran
obstrucción para el reino. Ella no está preparada para aprender algo.
Cuando Pablo fue para el mundo exterior a lo de los judíos, este fue el tipo de cosa que él hablaba todo el tiempo,
que la sabiduría de este mundo era el gran impedimento. Con los judíos, era la ganancia en la línea de la riqueza;
con los gentiles, era la ganancia en la línea del conocimiento; para los gentiles, el conocimiento era el
impedimento, y todo lo que pertenencia al natural tiene que ser colocado de lado. Es un obstáculo a nuestra
entrada en el reino. Mientras más vivimos en comunión con El Señor, más descubrimos que nada sabemos. Un
pedazo de conocimiento que tenemos es que no conocemos nada, absolutamente, y nosotros nos quedamos
deseando todo el tiempo obtener algún conocimiento. No hay ninguna carretera real para el conocimiento
espiritual, nosotros tenemos que comenzar bien del inicio y aprender las cosas del Señor en la medida en que
proseguimos.
Cuando comenzamos en la condición de niños cristianos, nosotros hasta creemos que conocemos alguna cosa. Sin
embargo, naturalmente, esta es una insensatez de la infancia. Nosotros estamos aprendiendo todo nuevamente. Con
todo el conocimiento que podamos que haya naturalmente, si esto pudiera ser considerado alguna cosa, sin
embargo nada cuenta aquí. El conocimiento espiritual es algo diferente. Nosotros hemos comenzado todo
nuevamente, sin embargo, cuando aceptamos aquella posición: Ahora yo tengo todo a aprender, estoy abierto y
sediento para aprender, yo no sé nada, entonces el Señor puede enseñar. Este es el orgullo de alguien que nunca
aprende todo. El Señor nos muestra lo que significa comenzar, cual es el significado de la cruz en nuestro fin para
el viejo y el comienzo para el nuevo.











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