JESÚS APROXIMACIÓN HISTÓRICA
José Antonio Pagola (Añorga, Guipúzcoa, 1937) es un sacerdote español licenciado en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma (1962), Licenciado en Sagrada Escritura por Instituto Bíblico de Roma (1965), Diplomado en Ciencias Bíblicas por la Escuela Bíblica de Jerusalén (1966). Es conocido por haber sido el vicario general del obispo de San Sebastián José María Setién. Su último libro ha sido criticado fuertemente y finalmente ha sido retirado por una de las editoriales PPC, a pesar de contar con el nihil obstat e imprimatur episcopal de monseñor Uriarte obispo de San Sebastián
El lenguaje de Jesús es inconfundible. No
hay en sus palabras nada artificial o forzado;
todo es claro y sencillo. No necesita recurrir a
ideas abstractas o frases complicadas; comunica
lo que vive. Su palabra se transfigura al
hablar de Dios a aquellas gentes del campo.
Necesita enseñarles a mirar la vida de otra
manera: «Dios es bueno; su bondad lo llena
todo; su misericordia está ya irrumpiendo en
la vida». Es toda Galilea la que se refleja en
su lenguaje, con sus trabajos y sus fiestas, su
cielo y sus estaciones, con sus rebaños y sus
viñas, con sus siembras y sus siegas, con su
hermoso lago y con la población de sus pescadores
y campesinos. A veces les hace mirar
de manera nueva el mundo que tienen ante
sus ojos; otras les enseña a ahondar en su
propia experiencia. En el fondo de la vida
pueden encontrar a Dios.
Mirad los cuervos; no siembran ni cosechan,
no tienen despensa ni granero,
¡y Dios los alimenta! ¡Cuánto más
valéis vosotros que los pájaros! Mirad
los lirios, cómo crecen: no trabajan ni
hilan. Pero yo os digo que ni Salomón
en toda su gloria se vistió como uno de
ellos. Si a la hierba del campo, que
hoy existe y mañana es arrojada al
fuego, Dios la viste así, ¡cuánto más a
vosotros, hombres y mujeres de poca
fe!
Tal
vez, con la imagen de los cuervos se dirige a los varones, que saben
lo que es sembrar, cosechar y construir graneros; con la imagen
de los lirios habla a las mujeres, que entienden de tejer, hilar y
confeccionar vestidos.
Si Dios cuida de unas aves tan poco atractivas
como los cuervos, y adorna con tanto
primor unas flores tan poco apreciadas como
los lirios, ¿cómo no va a cuidar de sus hijos e
hijas?
Se fija luego en los gorriones, los pájaros
más pequeños de Galilea, y vuelve a pensar
en Dios. Los están vendiendo en el mercado
de alguna aldea, pero Dios no los olvida:
«¿No se venden dos gorriones por un as?
Pues ni uno cae en tierra sin el consentimiento
de vuestro Padre. ¡Hasta los cabellos de vuestra
cabeza están todos contados! No tengáis
miedo. Vosotros valéis más que una bandada
de pajarillos». Jesús capta la ternura de Dios
hasta en lo más frágil: los pajarillos más pequeños
del campo o los cabellos de las personas.
Estas imágenes son
vivas y concretas para expresar la ternura y el cuidado de Dios
por los humanos provienen de Jesús.
¡Dios es bueno! A Jesús no le hacen falta
muchos argumentos para intuirlo. ¿Cómo no
va a ser mejor que nosotros? En alguna ocasión,
hablando con un grupo de padres y
madres, les pide que recuerden su propia experiencia:
«¿Hay acaso alguno entre vosotros
que, cuando su hijo le pide pan, le dé una
piedra, o si le pide un pez le dé una culebra?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas
buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre que está en los cielos dará cosas
buenas a los que se las pidan?»3.
Este lenguaje poético que Jesús emplea para
hablar de Dios no les era del todo desconocido
a aquellos campesinos.
También Oseas,
Isaías, Jeremías y otros profetas habían
hablado así: en la poesía encontraban la
fuerza más vigorosa para sacudir las conciencias
y despertar los corazones hacia el misterio
del Dios vivo.
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