lunes, 13 de agosto de 2012

TE RECOMENDAMOS LA LECTURA DE UN LIBRO 3


JESÚS APROXIMACIÓN HISTÓRICA



José Antonio Pagola (AñorgaGuipúzcoa1937) es un sacerdote español licenciado en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma (1962), Licenciado en Sagrada Escritura por Instituto Bíblico de Roma (1965), Diplomado en Ciencias Bíblicas por la Escuela Bíblica de Jerusalén (1966). Es conocido por haber sido el vicario general del obispo de San Sebastián José María Setién. Su último libro ha sido criticado fuertemente y finalmente ha sido retirado por una de las editoriales PPC, a pesar de contar con el nihil obstat e imprimatur episcopal de monseñor Uriarte obispo de San Sebastián

 "Es difícil acercarse a él y no quedar atraído por su persona. Jesús aporta un horizonte diferente a la vida, una dimensión más profunda,una verdad más esencial. Su vida es una llamada a vivir la existencia desde su raíz última,que es un Dios que solo quiere para sus hijos e hijas una vida más digna y dichosa. El contacto con él invita a desprenderse de posturas rutinarias y postizas; libera de engaños,miedos y egoísmos que paralizan nuestras vidas;introduce en nosotros algo tan decisivo como es la alegría de vivir, la compasión por los últimos o el trabajo incansable por un mundo más justo. Jesús enseña a vivir con sencillez y dignidad, con sentido y esperanza.Todavía más. Jesús lleva a creer en Dios como ha creído él, sin hacer de su misterio un ídolo ni una amenaza, sino una presencia amistosa y cercana, fuente inagotable de vida y compasión por todos.




El lenguaje de Jesús es inconfundible. No 
hay en sus palabras nada artificial o forzado;

todo es claro y sencillo. No necesita recurrir a 
ideas abstractas o frases complicadas; comunica

lo que vive. Su palabra se transfigura al 
hablar de Dios a aquellas gentes del campo.

Necesita enseñarles a mirar la vida de otra 
manera: «Dios es bueno; su bondad lo llena

todo; su misericordia está ya irrumpiendo en 
la vida». Es toda Galilea la que se refleja en

su lenguaje, con sus trabajos y sus fiestas, su 
cielo y sus estaciones, con sus rebaños y sus

viñas, con sus siembras y sus siegas, con su 
hermoso lago y con la población de sus pescadores

y campesinos. A veces les hace mirar 
de manera nueva el mundo que tienen ante

sus ojos; otras les enseña a ahondar en su 
propia experiencia. En el fondo de la vida


pueden encontrar a Dios.
Mirad los cuervos; no siembran ni cosechan,

no tienen despensa ni granero,
¡y Dios los alimenta! ¡Cuánto más

valéis vosotros que los pájaros! Mirad
los lirios, cómo crecen: no trabajan ni

hilan. Pero yo os digo que ni Salomón 
en toda su gloria se vistió como uno de

ellos. Si a la hierba del campo, que 
hoy existe y mañana es arrojada al

fuego, Dios la viste así, ¡cuánto más a 
vosotros, hombres y mujeres de poca

fe!

Tal 
vez, con la imagen de los cuervos se dirige a los varones, que saben

lo que es sembrar, cosechar y construir graneros; con la imagen
de los lirios habla a las mujeres, que entienden de tejer, hilar y
confeccionar vestidos.

Si Dios cuida de unas aves tan poco atractivas 
como los cuervos, y adorna con tanto

primor unas flores tan poco apreciadas como 
los lirios, ¿cómo no va a cuidar de sus hijos e

hijas?
Se fija luego en los gorriones, los pájaros 
más pequeños de Galilea, y vuelve a pensar

en Dios. Los están vendiendo en el mercado 
de alguna aldea, pero Dios no los olvida:

«¿No se venden dos gorriones por un as?
Pues ni uno cae en tierra sin el consentimiento

de vuestro Padre. ¡Hasta los cabellos de vuestra 
cabeza están todos contados! No tengáis

miedo. Vosotros valéis más que una bandada 
de pajarillos». Jesús capta la ternura de Dios

hasta en lo más frágil: los pajarillos más pequeños
 del campo o los cabellos de las personas.

Estas imágenes son
 vivas y concretas para expresar la ternura y el cuidado de Dios

por los humanos provienen de Jesús.

¡Dios es bueno! A Jesús no le hacen falta 
muchos argumentos para intuirlo. ¿Cómo no

va a ser mejor que nosotros? En alguna ocasión,
hablando con un grupo de padres y

madres, les pide que recuerden su propia experiencia:
«¿Hay acaso alguno entre vosotros 
que, cuando su hijo le pide pan, le dé una

piedra, o si le pide un pez le dé una culebra?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas

buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más 
vuestro Padre que está en los cielos dará cosas

buenas a los que se las pidan?»3.
Este lenguaje poético que Jesús emplea para

hablar de Dios no les era del todo desconocido
a aquellos campesinos.

También Oseas, 
Isaías, Jeremías y otros profetas habían

hablado así: en la poesía encontraban la 
fuerza más vigorosa para sacudir las conciencias

y despertar los corazones hacia el misterio 
del Dios vivo.

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